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lunes, 22 de agosto de 2011

Semillas de Muerdago No 10: TRANSICION: FASE CRITICA DEL CAMBIO

Desde bien pequeños con unos cuatro años de edad, tenemos alguna idea de lo que son las transiciones en la vida. Recuerdo bien que  uno de los primeros años en la escuela  se llamaba “Transición”, un nombre bien apropiado.  Servía para adaptar al  pequeño de la vida  hogareña a la vida escolar, para ser alfabetizado y socializado, y luego estar apto para recibir la educación básica o primaria. De este período, todos guardamos hasta hoy recuerdos muy diversos, gratos e ingratos; los primeros berrinches cuando el niño no quiere dejar la falda de la mamá para quedarse en la escuela y  muchos otros más, cada uno de ellos bien diferente para cada niño. Luego después, el recién iniciado encuentra que la escuela es su segundo hogar con muchos amiguitos y grandes alegrías en su vida.
Los cambios en la vida pueden ser planeados o bruscos, pero todos requieren de una “administración de la crisis” que origina el cambio, sean estos en el ámbito personal o colectivo. Ellos son como una prueba de valor para ver si damos marcha atrás o continuamos con el desafío.   De antemano debemos saber que  tarde o temprano van a aparecer las dificultades, son muy incómodas, pero que pueden ser vencidas con tenacidad, perseverancia y valor. Para luego después   cosechar los  frutos que serán de gran valor y utilidad cuando alcanzamos lo que realmente deseamos en la vida.
Las historias más populares y conocidas que podemos escuchar a diario sobre esta fase de transición son los testimonios de las personas que decidieron dejar de fumar luego después de muchos años. Es increíble saber de todas las experiencias desagradables que pasan en ese período crítico donde todavía no están bien instalados los nuevos hábitos de no fumar, muchos de ellos no consiguen vencer las dificultades y vuelven a su zona de confort por falta de determinación en sus propósitos. Cada uno de Uds. puede fácilmente encontrar muchísimos ejemplos de estas fases de transición en sus vidas por los que personalmente ya han pasado, siendo lo más importante saber que han sido vencidas. Esto servirá de ejemplo de victoria  y éxito para enfrentar nuevos desafíos que pueden colocarse a sí mismos en el futuro  próximo.
En Coaching la transición es el momento más difícil. El cliente no se encuentra ya en su situación anterior, pero aún no se ha trasladado a la nueva situación que el mismo escogió. Se encuentra en una especie de limbo, que es muy incómodo, y es donde más necesita de la ayuda y soporte del Coach.
Existe un modelo de transición propuesto por la Coach brasileña Andrea Lages, que muestra el ciclo completo de coaching con relación a los cambios. El cliente comienza desde el punto inicial, cuando aparece algún motivo de insatisfacción o un reto. Desea un cambio, quiere ser más completo o ser feliz, aunque todavía no tiene claro que es lo que quiere en lugar de lo que tiene actualmente.
La segunda fase del modelo tiene que ver con el miedo y sus hesitaciones para el cambio. Ese temor puede mantenerlo atrapado en su situación caótica actual, experimenta frustración y ésta genera aún más insatisfacción.
“El coaching honda” como la autora lo llama, aparece cuando el cliente se mueve en círculos hasta que la situación empeora tanto que la propia frustración lo lanza finalmente fuera del círculo vicioso, como cuando una honda expulsa una piedra de  proyectil. Esto resulta muy doloroso, pero es mejor que nada ocurra.
Una vez fuera del círculo de miedo y frustración, el cliente requiere del apoyo y motivación del Coach. La relación del coaching proporciona la estructura adecuada para apoyar al cliente y ayudarle a avanzar hacia sus objetivos. El cliente analiza su situación real, visa  sus propias soluciones, determinando así sus objetivos, luego se compromete y asume responsabilidad por las acciones propias  a adoptar y realiza el gran cambio. Una vez que el cliente comienza la acción llega al punto crucial: La Transición.
El presente modelo de transición se basa en el coaching de doble bucle, porque las creencias limitadoras pueden ser parte de los obstáculos que impiden al cliente avanzar en dirección a sus objetivos. Una vez superado el punto de transición cambiarán sus creencias sobre sí mismo, sobre los demás y sobre aquello que no es posible.
El sentimiento de pérdida es otra de las cuestiones a las que debemos dedicar atención. Las pérdidas deben ser entendidas algo así como pequeñas muertes; el cliente tiene que dejar parte de su realidad para atrás, de despedirse de parte de sí mismo. Recuerdo la idea de dejar el hogar, el cariño de la familia, los juguetes y cuidados que tenía en casa para ir a la escuela a pasar buena parte del día. Esta fase resulta  un tanto traumatizante para algunos  niños bien pequeños, que luego después de la fase de transición, ya en la escuela  van a  encontrar otro tipo de convivencia muy gratificante y divertida, que va a ser parte de su nueva rutina.
Una vez superada la transición, aparece todo un mundo nuevo al alcance de la mano, ese fue mi caso cuando llegué a mi nueva escuelita de Zaguán del Cielo en Cusco, conocí muchos amiguitos, aprendí a leer, escribir, cantar, bailar, hacer teatro, a jugar etc. y con ello se abrían nuevos horizontes en mi vida infantil que hasta hoy creo  forman parte de mi realidad como ser humano, soy producto de lo que pasé en esa época y guardo bellos recuerdos y gratitud para mis profesores y colegas de escuela.
Hay muchas cosas positivas que se perciben luego de pasar por esa fase de  transición, entre otras cosas, el cambio de hábitos y creencias con nuevos aprendizajes. En mi caso no solo significó abandonar “viejos” hábitos, si no  aprender otros nuevos. Como por ejemplo; dormir hasta cuando “yo” deseaba, aprendí que para ir a la escuela tenía que cumplir un horario para la entrada y por lo tanto tenía que ser despertado con anticipación a ese horario. Y así por el estilo, tenía que instalar en mi subconsciente una serie de nuevos hábitos que toman un tiempo en “digerirlos”.
Finalmente, una vez realizada la transición, le aguarda una serie de nuevos retos a los cuales hacer frente. Así pues el modelo de transición del que estamos hablando es tridimensional. Imagínese como si fuese un espiral que sale de  la página moviéndose hacia arriba, hacia nuevos sueños más allá del gran sueño que Ud. esta tratando de hacer realidad y que  va  conseguirlo, si y solo si, existe la Intensión de hacerlo, esta plasmado en su Plan de Vida y coloca a prueba toda su Determinación.


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