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lunes, 15 de agosto de 2011

Café con Coaching: GUSTOS Y PREFERENCIAS

Es muy común y curioso constatar que buena parte de nuestra rutina se basa en la selección automática de  gustos y preferencias por cosas y productos que consumimos a diario; sean estos alimentos, ropas, artefactos, personas, situaciones, juegos, lugares  etc. Ellas se van cimentando a través del tiempo y son registradas en la memoria permanente de la misma forma que los hábitos y costumbres. Ya escucharon a las personas referirse de sus preferencias en el mercado, en una reunión?, …esto me gusta, aquello no me gusta, me agrada, me desagrada etc…. es muy interesante constatar la diversidad  y riqueza de la cultura de los pueblos en lo que a preferencias se refiere.

Es lo más natural que las personas tengamos preferencias al momento de escoger o elegir tal o cual producto, al final esto también es  solo parte de nuestra felicidad. El punto importante del asunto está cuando un gusto o preferencia quiere dominar o controlar el comportamiento y las decisiones responsables de una persona o de varias. Un ejemplo clásico y fácil de observar en  nuestros amigos y familiares es  la adicción al alcohol  o al cigarro. Todo comienza como una curiosidad de adolecente que años más tarde termina en un vicio con grandes consecuencias físicas, emocionales y espirituales para las personas.
Lo interesante es saber como se forman esos gustos y preferencias y hasta que momento ellos nos dan placer y satisfacción. Pero cuando ellos colocan en peligro la integridad  personal y la tranquilidad de otras personas de su entorno, es momento de parar y estudiar como se impregnaron esas preferencias en nuestro cerebro.
Una dosis de las teorías  neuro científicas  pueden explicarnos más o menos como es que esas preferencias desencadenan una serie de reacciones electro químicas en nuestro organismo y cerebro, que luego van a condicionar la elección casi inconsciente de continuar con la misma preferencia, para persistir en la demanda de ese estímulo en la red  neuronal. La frecuencia con la que consumimos esos estímulos (gustos y preferencias) van a grabarse con más nitidez en la memoria, que luego irán a “pedir” más de lo mismo.
Lo interesante de este asunto es que: de la misma forma como se forman los hábitos, de la misma forma también los podemos erradicar, con determinación y valor. Sabemos de muchísimas declaraciones de la “imposibilidad” de salir del hoyo del vicio. Creo firmemente  que sí es posible salir victorioso por cuenta propia, quien desea firmemente luchar por una vida más saludable y satisfactoria lo conseguirá. Esto es válido para todo tipo de preferencias persistentes, por eso dicen: “que es bueno probar de la miel, sin exagerar en la frecuencia”, si no estaremos sujetos de por vida a las órdenes de nuestra mente  y el ego desplazando la majestad y preeminencia de nuestro SER.

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