En el artículo anterior,
hablamos sobre iluminación espiritual
como un estado, una necesidad natural de sentirse en Unidad con el SER, es
decir la búsqueda y re-conexión con nuestra propia naturaleza, en medio del
bullicio de la vida cotidiana y nuestros
eternos padrones de pensamientos involuntarios y compulsivos que nuestra mente
adquiere como un hábito a lo largo de su existencia para colocar en la sombra a
nuestra propia esencia, nuestro Ser.
La actividad mental es una
poderosa herramienta, muy eficaz para lidiar con las actividades diarias de
rutina, en el desarrollo de nuestra vida en el mundo físico, nos proporciona el
raciocinio e inteligencia suficientes
para decidir y actuar a cada instante; sin embargo cuando dejamos a ella tomar
control de todo nuestro Ser por entero, ella crea padrones de pensamiento a
veces perniciosos que pueden poner en peligro nuestra equilibrio emocional y
paz interna; porque a la mente le encanta juzgar, comparar, colocar rótulos y
armadillas sicológicas a todo evento, que luego van a crearnos dolor y
sufrimiento.
Existen dos formas de
liberarse de ese control de la mente sobre nuestro Ser, la primera es:
observando y escuchando silenciosamente al “pensador” como si fuese a
un tercero, sin juzgamientos ni condenas a nuestros padrones de pensamiento
involuntarios y compulsivos que distraen nuestra atención y conexión con
nuestro propio Ser. Al escuchar aquella voz de sus pensamientos, Ud. percibirá
que ella, esa voz (de su mente, sus pensamientos) esta allá, y Yo estoy aqui, oyéndola y
observándola. Sentir su propia PRESENCIA no es un pensamiento, es algo que
surge de un punto más allá de la mente.
Por lo tanto, oír un
pensamiento significa que Ud. está consciente no solo del pensamiento, si
no también de Ud. mismo, como un testigo
de aquél pensamiento. Entonces, una nueva dimensión de consciencia acabó de
surgir. Cuando Ud. escucha su pensamiento, siente una presencia consciente, que
es su interior más profundo, su Ser. Y el pensamiento pierde poder sobre Ud. y se aleja, pierde energía,
porque la mente no recibe más energía generada por su identificación con ella.
Cuando un pensamiento se aleja, aparece un vacío, un espacio en el flujo
mental, un espacio de “mente vacía”. Al inicio esos espacios son breves, apenas
algunos segundos, pero con la práctica ellos serán más prolongados, dándole una
agradable sensación de paz interior, serenidad y una sutil alegría. Ese es el
comienzo de su estado natural, de sentirse en Unidad con el SER, que
normalmente es encubierto por la mente.
En ese estado de conexión
interior estamos mucho más alertas y despiertos de que en el estado de
identificación con la mente. Estamos presentes por entero. Eso eleva la
frecuencia de vibraciones del campo energético, que da vida al cuerpo físico.
En ese estado, sentimos nuestra propia presencia con tal intensidad que los
pensamientos, las emociones, nuestro cuerpo, el mundo exterior, todo se vuelve
insignificante comparado con El. Esa presencia
es esencialmente Ud. mismo y al mismo tiempo más grande que Ud. Es el Ser Supremo.
La segunda forma de liberarse de la
mente, para crear un espacio en el flujo de los pensamientos perniciosos, es
direccionando el foco de nuestra atención
para el Aquí y Ahora, para lo que está haciendo en estos momentos. Esto
es muy gratificante de hacer, porque desviamos la consciencia lejos de la
actividad mental y creamos un espacio de mente vacía, en el que quedamos
completamente alertas y conscientes, pero sin pensar. Esa es la esencia de la
meditación.
Esto es bien fácil de
practicar en la vida diaria, al realizar pequeñas actividades de rutina por más
simples que ellas sean. Por ejemplo al momento de vestirse en la mañana,
hacerlo con toda atención en los mínimos detalles, sentir la tela de la ropa en
nuestra piel, sienta si es suave o gruesa, tiene buena caída o no, el brillo de
los colores, sus matices etc.; procure ser curioso en cada detalle de sus
actividades, sin calificaciones ni juicios de valor, de tal modo de
transformarlas de un medio para alcanzar un objetivo, un objetivo final por si mismo. Para medir, sin
errores, su éxito en estas prácticas, verifique cada vez el nivel de
satisfacción, paz y alegría que
encuentra dentro de Ud. mismo.
Uno de los pasos más
importantes en nuestro caminar por la vida en dirección a la iluminación es
aprender a disasociarse de nuestras mentes. Todas las veces que creamos un
espacio de vacío y silencio en el flujo de pensamientos, la luz de nuestra
consciencia se torna más fuerte, hasta que un día Ud. pueda sorprenderse riendo
de aquella voz dentro de su cabeza como si se tratara de una travesura de niño;
eso va a significar que Ud. no está llevando tan a serio lo que pasa por su
mente, porque su Yo íntimo no depende más de ella.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario