Cuando al final de un largo proceso de indagaciones mentales, conseguimos ver claramente lo que deseamos en la vida, establecemos objetivos tales como, ser mas eficaces, emprendedores, cuidar de nuestro físico, iniciar un nuevo negocio, un viaje muy esperado o una nueva carrera, etc. podemos haber hecho inclusive planes para administrar esos objetivos; sin embargo, de alguna manera no conseguimos iniciar las acciones que nos lleven a materializar esos objetivos, de cierto modo nos frustramos y comenzamos a postergarlos.
¿Qué nos sucede? A pesar de habernos propuesto y desafiado innúmeras veces a iniciar las acciones, parecemos sentirnos débiles o sin ánimo. En ese momento comenzamos a pensar que nos falta tiempo, hay otras cosas más importantes a resolver antes y encontramos muchas otras disculpas para justificar la inacción. Felizmente, todavía hay buenas noticias respecto a esta grave dificultad. Las personas nos bloqueamos y no queremos entrar en acción por razones bien profundas, no creemos en nuestra capacidad de ejecutar nuestros propios planes o lo que es peor no creemos que merecemos ser felices en la vida.
Un individuo puede tener escasos recursos intelectuales con modestos planes para el futuro; sin embargo, si esta bien motivado y realmente cree que puede hacer todo lo que sea necesario para alcanzar sus sueños, seguro que esos planes van a cristalizarse. La historia está llena de grandes hombres y mujeres que vencieron todo tipo de obstáculos para lograr sus más caros anhelos, esa gente tiene una cosa en común, una indestructible creencia de que ellos eran exactamente las personas adecuadas y estaban en el lugar y el momento precisos para actuar y conseguir lo que ellos deseaban. De esta forma vemos que las creencias adquiridas pueden actuar en favor de nuestros objetivos o impedir nuestra acción.
¿De dónde vienen nuestras creencias? Algunas de ellas vienen desde la niñez, cuando éramos muy jóvenes creíamos que nuestros padres conocían la respuesta correcta para todas los asuntos de la vida, así aparecen las historias de Papá Noel, del primer diente, los comentarios en las libretas de calificaciones de la escuela, ejemplo: “alumno muy distraído…” ellos van a ejercer una gran influencia en nuestro comportamiento futuro, llegando a ser parte de nuestra identidad. Las creencias aprendidas o “dadas” en la niñez pueden ser muy poderosas, y si son negativas van a mantenernos siempre atrás cuando intentamos desarrollar nuestro potencial personal.
Por estas razones es muy importante revisar con calma nuestro “Sistema de Creencias”, cuales actúan a nuestro favor o cuales nos impiden decolar en la materialización de nuestros sueños. Para desempolvar nuestras viejas creencias, les recomiendo hacer este pequeño ejercicio de preguntarse honestamente, en un lugar calma y tranquilo que permita estar concentrado y tratando solo de capturar lo que hace sentido, sin dar importancia a los detalles de cuando, como etc.:
¿Qué es lo que Ud. cree de si mismo? Ejemplo: “Yo soy ocioso”, “Soy inteligente”, ”Soy dedicado” etc.
¿Qué cree Ud. que es posible de ser realizado en “su mundo”? Ejemplo: “Yo puedo hacer realidad todo lo que se me viene a la cabeza”, “Yo nunca voy a terminar con mi hábito de fumar” etc.
¿Qué conclusiones tiene Ud. acerca de sus relaciones con otras personas? Ejemplo: “La gente generalmente es alentadora”, “Los colegas de trabajo no colaboran con mis planes” etc.
Haga una lista de todas sus creencias que están más actuales en su día a día. Lo más importante de este ejercicio es que nos permite reconocer nuestras Creencias limitantes, las mismas que pueden ser neutralizadas simplemente “reconociéndolas” como tales, de esa forma Ud. retira poder a ellas. Ud. siempre va a encontrar una serie de evidencias que sustenten o justifiquen sus creencias sean del tipo que fueren. Su actitud y comportamiento tienden a definir los resultados que Ud. alcanza y son estos resultados los que determinan el grado de realización y felicidad en su vida. Lo bueno de este asunto es que, siempre podremos escoger comportamientos y creencias motivadoras y positivas, los resultados serán sorprendentes y nos sentiremos mucho mejor en relación a nosotros mismos.
También es posible mudar creencias limitantes repitiendo regularmente afirmaciones y mantras como vimos en Semillas de Muérdago No 17: “Afirmaciones para una vida exitosa”. Existen expresiones positivas y poderosas que ayudan a cambiar sus padrones de pensamiento, como por ejemplo: “Yo siempre irradio energía y vitalidad”. Su cerebro cree “inocentemente” en lo que Ud. le dice y repite, de tal forma que aparece un excelente punto de partida y disposición para la acción, con simplemente cambiar el lenguaje que Ud. usa. Este ejercicio requiere de mucha práctica para instalar un nuevo hábito. Recientes búsquedas sugieren que se necesita practicar 15 veces antes que el hábito sea parte de Ud. Otras búsquedas sugieren que Ud. debe repetirlo hasta por 30 días consecutivos. Como vemos, la práctica repetida es la llave del éxito para desarrollar un nuevo sistema de creencias.
La mejor prueba de haber incorporado un nuevo hábito, es sorprenderse a si mismo ejecutando ese hábito tres veces seguidas sin necesidad de mandar hacerlo a si mismo. Recuerde que Ud. mismo puede crear las afirmaciones que Ud. esta necesitando incorporar en su sub consciente.