Desde tiempos inmemorables, la convivencia dentro de una sociedad civilizada ha demandado la adopción y práctica de valores éticos para ser posible una vida en paz, y armonía para alcanzar el Bien Común de la población en general. Muchos filósofos, sicólogos y educadores han dedicado su tiempo y esfuerzos en tratar de establecer amplias líneas de conducta del Ser Humano para este propósito, sin embargo las grandes mayorías en sociedades menos ilustradas como la nuestra, hasta ahora no conseguimos despegar de la pobreza y violencia socioeconómica.
Diversos investigadores sociales y organizaciones no gubernamentales tratan de encontrar las causas de esta situación con muy pocos resultados alentadores, la situación caótica sigue igual década tras década, gobierno tras otro tipo de gobierno, nada consigue cambiar efectivamente la corrupción, el desorden, la informalidad y la violencia criminal. Los formadores de opinión también llegan a cansar con sus diferentes enfoques tratando de explicar las repetidas crisis endémicas. No hay Unidad de criterios en la planificación de una sociedad en el mediano y largo plazo, cada Partido quiere reinventar la República conforme sus propios intereses mezquinos, sin tener en cuenta la realidad y necesidades de la Población.
Con el afán de encontrar alguna luz en medio de ese futuro sombrío de nuestra sociedad pensamos que el gran cambio en una comunidad civilizada comienza en el nivel personal de cada uno de los ciudadanos, ningún líder de gobierno va a remediar ésta situación con una varita mágica. Tenemos que adaptar nuestros anhelos, intereses, costumbres y hábitos hacia un comportamiento adecuado para la convivencia pacífica y constructiva. Debemos aprender primero a respetarnos entre ciudadanos, buscar la Unidad y no la enemistad, elogiar y no insultar y descalificar esfuerzos ajenos, respetar y hacer respetar como sagrado los intereses públicos de la República, respeto y sujeción a las leyes, tener la concepción del Estado como un ente director y regulador del quehacer público y no un medio del cual podemos aprovecharnos para enriquecerse indebidamente.
Son éstas las razones por las que es necesario y fundamental una reeducación ciudadana en todos los estamentos de la sociedad, basado en valores y principios que garanticen el buen funcionamiento y desarrollo de nuestra sociedad. Uds. creen que nuestros poblados más alejados de la civilización no merecen un futuro digno luego de tantos siglos de oprobio?. Esta reeducación tiene que darse más que todo en el plano personal y familiar.
Y de eso se trata, los valores cívicos y morales deben ser inculcados en la piedra fundamental de la sociedad que es la familia, con el auxilio del Estado por medio de campañas sicosociales, dando especial énfasis al respeto por el prójimo y al Bien Común de la República, sentido de Humanidad, Justicia, Solidaridad y Amor al Trabajo. Estos valores virtuosos se crean con el ejemplo de los padres, autoridades y personajes públicos influyentes, debemos recordar siempre que un pensamiento lleva a la acción, la acción repetida se torna en un hábito y estos luego en costumbres culturales que terminan siendo una tradición de Bienestar y orgullo de pertenecer a una colectividad sana y pujante.
Cada uno de los pobladores de una sociedad que visualice una necesidad de cambio en el quehacer Nacional y que desee garantizar una sociedad libre, segura y próspera para sus descendientes tiene que hacer el gran esfuerzo de mudar primero su actitud frente a sus conciudadanos, seamos más unidos, más fraternos, íntegros, honestos y participativos en la política local, regional y nacional. La participación ciudadana es una dimensión más para la realización y trascendencia personal y espiritual del Ser Humano, así haremos de nuestra Patria un bello lugar donde nos sentiremos felices y honrados de pertenecer a ella.