La gran
mayoría de personas entiende perfectamente que un mismo asunto o hecho objetivo que sucede a diario entre las personas son
vistos por cada uno de diferente manera, porque cada quien tiene su propio "lente"
para mirar las cosas. Entonces podemos decir que existe una gran diversidad de tipos de "lentes" como número de
personas están involucradas en observar, opinar o concluir sobre un mismo
asunto.
En la
actualidad el "lente" de cada persona se agudiza o empaña de acuerdo
a la calidad y enorme cantidad de información que recibimos a cada instante a
través de los diversos medios de comunicación convencionales o de alta
tecnología y que a su vez, pasa por un
complejo proceso de contrastación y validación al interior de nuestro cerebro,
en base a nuestro padrón cultural, paradigmas, hábitos y valores. Sólo después
de ello podremos mostrar una actitud o tener una posición sobre el tema en
cuestión. Hasta aquí, las cosas son
fáciles de entender.
El gran
obstáculo que tenemos las personas y que son motivo de grandes problemas de
socialización o empatía con las personas, es que no conseguimos administrar
esas diferentes visiones sobre un mismo asunto. Todos queremos tener la razón y
no queremos escuchar, saber de otros puntos de vista. Nos resumimos a nuestra única
y propia perspectiva, dejando de aprovechar las vivencias y experiencias de los
que ya pasaron por esas fases de la vida con mucha anterioridad. A nadie le
gusta aparecer como que "no sabe" alguna cosa y preferimos callar y
actuar solo conforme nuestras propias convicciones.
Si
analizamos mejor lo dicho anteriormente, podemos entender que la "información"
que tienen todas las personas sobre un mismo asunto es sumamente importante, es una información procesada por
diferentes tipos y calidades de "filtros", que muy poco sabemos de su
existencia y que muy bien podríamos aprovechar para enriquecer nuestros propios
puntos de vista sobre el tema que se discute. De allí que es importante en la
comunicación oral, saber escuchar a las personas, tener paciencia para dejarlas
hablar y agotar un tema. Hay mucha gente que no puede dejar de hablar en una
conversación, creen saberlo todo, o tienen ansiedad por ser escuchados, o ser
el centro de atención entre los amigos o interlocutores. Pero no se dan cuenta
que están perdiendo mucho al no poner oídos a quienes no dejan hablar.
En la
comunicación escrita, también sucede algo parecido. Hay personas que
difícilmente encuentra valor en lo que "otros" escriben, sus
respuestas a lo que leen van desde: "la misma cosa toda la vida...ya estoy
cansado", "ah eso ya lo sé...", "será que no hay alguna otra
mejor opinión en todo este mundo?..." etc. etc. En resumen, existen muy
pocos escritos que satisfagan sus propias convicciones, porque los otros NO
piensan como él.
Así es como nacen las insatisfacciones por la vida, nada más
consigue aquietar el alma de la persona, nada más es bueno o de valor para
ellos. Esta situación, la falta de curiosidad por lo que otros escriben, dicen
o hacen, poco a poco se deriva en tedio,
desinterés, el tedio induce a la depresión y así las cosas van a empeorar en el
interior de la persona que no aprendió a entender y aceptar el mundo y a las
personas como ellas son naturalmente.
De aquí, la
gran importancia de volver a aprender la forma como actúan los niños
naturalmente. Ellos son curiosos y ávidos por aprender cosas nuevas y
diferentes, por más que antes ya hayan experimentado, ellos no distinguen
origen, calidad, color, sabor de sus comunicaciones con el mundo, y sobre todo
escuchan y obedecen lo que sus padres les dicen. Todo es bueno y aprovechable
para ellos. Volvamos a ser niños curiosos por la vida, que siempre estará llena
de sorpresas simples y bellas. Así de simple también es el Coaching, que te
ayuda a entender tus actitudes y respuestas para alcanzar una mejor calidad de
vida. Suerte en tu caminar por la vida!!!