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jueves, 13 de febrero de 2014

Semillas de Muérdago No 52: PARA ENTENDER LAS PÉRDIDAS Y LA MUERTE


      La muerte es un tema que a pocos les gusta abordar, y es que en el fondo es un tipo de pérdida, Una linda metáfora al respecto sucede en un bosque virgen, donde nunca  llegó el hombre, veremos mucho verde, muchas plantas brotando, pero también encontramos árboles caídos, troncos deteriorándose, hojas podridas y a cada paso materia en descomposición. Para  donde se quiera ver vamos a encontrar vida y muerte.

      Si prestamos atención, vamos a descubrir que el tronco del árbol en descomposición  y las hojas pudriéndose no solo dan origen a una nueva vida si no que están llenos de vida. Hay microorganismos en acción. Las moléculas están reorganizándose. En consecuencia, no hay muerte en ningún lugar del bosque. A penas hay una transformación de la vida.

¿Qué es lo que podemos aprender con esto?

     Aprendemos que la muerte no es lo contrario a la vida. La VIDA no tiene opuesto. Lo opuesto de la muerte es el nacimiento. La vida es eterna.

      Si Ud. sufre una gran pérdida – sea de un bien material, una enfermedad grave o la muerte de una persona amada, la pérdida de una parte de su cuerpo, de su reputación, del empleo,  no ser promovido en el trabajo o la separación o fin de un relacionamiento amoroso -  alguna cosa dentro de Ud. muere. Se siente disminuido en la idea que tenía de si mismo. Puede ocurrir una cierta desorientación. “Sin ese cargo o salario en la empresa, ¿Quién soy yo?”
Perder algo en concreto que Ud. identificó  inconscientemente  como suyo puede ser una experiencia muy dolorosa. Es como si se abriera un hueco vacío en su existencia.

     Cuando esto ocurre, no niegue o ignore el dolor y la tristeza que siente, acéptelos. Cuidado, porque la mente tiene la tendencia a construir una historia en torno a la pérdida  - una historia en la que Ud. hace el papel de víctima-.  Miedo, rabia, resentimiento y pena de si mismo, son emociones que acompañan al papel de víctima. Preste también atención a lo que está detrás de esas emociones, así como a la historia que su mente creó: aquella sensación de vacío. ¿Ud. es capaz de soportar y aceptar esa extraña sensación de vacío?  Si es capaz de encarar el vacío de frente, tal vez  descubra que el vacío deja de asustar. Y puede sorprenderse al descubrir que hay PAZ emanando de el.

      Siempre que alguien muere, siempre que una forma de vida se extingue, Dios  -aquél que no tiene forma ni se manifiesta -  brilla en el espacio dejado por la forma que acabó. Es por eso que la muerte es lo más sagrado que tiene la vida. Es por eso también que la Paz de Dios puede llegar a Ud. a través de la contemplación y aceptación de la muerte.

     Cada pérdida,  accidente o desastre tiene una dimensión potencialmente redentora que nosotros generalmente no somos capaces de percibir.

     El enorme shock que causa la inminencia de una muerte totalmente inesperada puede forzar a su conciencia a perder completamente su identificación con la forma física. En los pocos momentos que anteceden a la muerte física, y a medida que esta muriendo, Ud. tiene una experiencia de si mismo como una consciencia libre de forma. De repente no existe mas miedo, apenas paz y la impresión de que “todo esta bien, normal” y que la muerte es apenas una forma que se está disolviendo. Entonces, la muerte es sentida como ilusoria  - tan ilusoria como la forma física que Ud. identificaba  como si mismo-.

    La muerte no es una anomalía ni la cosa más terrible que puede suceder, conforme la cultura occidental nos quiere hacer creer. La muerte es la cosa más natural del mundo, tan natural como su otro extremo  - el nacimiento -  y tan inseparable a la vida como el. Recuerde de esto cuando se encuentre al lado de una persona a punto de morir. Es un privilegio y un acto sagrado estar presente en la muerte de una persona, dando testimonio o acompañándolo.


     Cuando Ud. acompaña a una persona que esta muriendo, no niegue cualquier aspecto de esa experiencia, No niegue lo que esta sucediendo ni lo que está sintiendo. Reconocer que Ud. no puede hacer nada, tal vez le de una sensación de desamparo, tristeza o rabia. Acepte lo que siente. Después siga adelante: acepte que NO HAY nada que Ud. pueda hacer  - acepte eso completamente-. No es Ud. quien controla esos misterios. Entréguese profundamente a cada aspecto de esa experiencia, entréguese a sus sentimientos, así como al dolor y a la inconformidad que la persona que muere pueda estar sintiendo. Su entrega y la calma  van ayudar mucho a esa persona y facilitar su transición. Si fuesen necesarias algunas palabras, ellas vendrán del silencio que existe dentro de Ud. Pero serán secundarias.  Con el silencio viene la  bendición: LA PAZ ETERNA.

basado en el libro EL PODER DEL AHORA  de Eckhart Tolle