Cuando estamos básicamente inconscientes, vivimos conforme a las peculiaridades de los roles o papeles sociales; actuamos como hijos o hijas, madres o padres, esposos o esposas, empleados o empleadores, jefes o subordinados, de acuerdo a lo que la sociedad espera de nosotros.
Nuestra forma de actuar, explica el porque las personas reaccionamos a veces explosiva y rutinariamente al representar los roles pre establecidos que el mundo exterior nos impone. Es de acuerdo a esos patrones de comportamiento pre- establecidos que vamos cimentando, hábitos y creencias limitantes que nos inducen a actuar y reaccionar casi automáticamente. Generalmente de forma irreflexiva lo que nos va a causar disgusto, sufrimiento y dolor.
A nuestra mente le gusta crear historias, rótulos, juicios, hacer comparaciones y críticas sobre cada evento, persona o cosas con las que tiene contacto, son esas historias o pareceres que nos causan molestia e inconformismo, nos causan dolor y nos hacen vivir momentos infelices. Recordemos que el comportamiento de las otras personas, hechos o cosas externas a nuestro ser no son de nuestra incumbencia ni responsabilidad. No debemos tratar que ellos sean conforme quisiéramos que sean. Nuestra única y gran responsabilidad es la calidad de nuestro comportamiento y nuestra propia felicidad.
En la medida que aumentamos nuestra “presencia y atención” (de nuestro propio Ser Interior) a lo que estamos diciendo o haciendo cotidianamente, nos hacemos más conscientes y ganamos libertad, iluminando nuestros propios sentimientos y perspectivas en los roles que nos toque cumplir en la sociedad. Así podremos expresarnos con mayor autenticidad y creatividad, sin dejar que los roles dicten o guíen nuestro comportamiento. De esta forma nuestra vida será mucho más leve, plena, feliz y armoniosa. Confiemos en la sabiduría que todos tenemos dentro de nuestro Ser Interior para enfrentar el cotidiano. Esa sabiduría es accesible a través de una profunda atención a “aquella voz interior” que todos escuchamos en el fondo de nuestros corazones en medio de paz y calma.
La voz que escuchamos en el interior de nuestro Ser es de la misma calidad y naturaleza que la voz de Dios, por tanto es infalible, ella nos conectará al banco de datos infinito del Universo que será la expresión suprema del Amor cuyas intenciones siempre serán en provecho y bien del Universo. Saber escuchar esa voz interior requiere de una gran dosis de humildad, aceptación y resignación, para no ser confundida con la voz de nuestro ego, falso patrón de nuestra mente.
“Arriésguese! A no tener cuidado con la opinión de los demás, son aquellas voces que nos confunden a la hora de tomar nuestras propias decisiones y actuar de forma auténtica. Trabaje fuerte aquí en la tierra en razón de sus propias motivaciones. Actué por sí mismo en provecho propio y en bien de la humanidad. Enfrente a la verdad con honestidad. Nuestros VALORES son las llamas que iluminan nuestros pasos.